Retengo en imágenes los encuentros casuales externos y las
finalidades internas. Busco atrapar la vida en la realidad que me rodea,
recordando que mis sueños, mis símbolos y mi imaginación son parte de
esa vida. Busco descubrir mi propia nostalgia en los seres humanos.
Graciela Iturbide
En Juchitán pude fotografiar El rapto, gracias a mi relación con la gente del lugar, que me avisó de esta tradición. Antes nadie la había fotografiado. El rapto hace referencia a cuando dos jóvenes de clase campesina quieren vivir juntos. El muchacho decide raptar a la muchacha, pero todo el asunto se plantea de común acuerdo. Se van a casa del muchacho, él le quita la virginidad con el dedo, la familia del novio se entera que ya tiene a la muchacha, pero la familia de ella no está enterada, y a la mañana siguiente, la familia del novio viene a ver si hay sangre, si realmente la niña era virgen.
En el caso de Juchitán, para mí se trataba de interpretar la cultura de los indios zapotecas. La señora de las Iguanas con el tiempo se volvió un icono. Los chicanos la tienen en fotocopia sobre los altares. Es una foto que tomé casualmente en el mercado: llegó esta señora con las iguanas en la cabeza y le dije: “Espérame, déjame sacar una foto”. Ella había cargado las iguanas en el suelo y se las volvió a colocar en la cabeza.
No es tan difícil toparse con un hombre con pájaros. Fui a
la isla del estado de Nayarit, cerca de las islas Marías, donde sólo viven
pájaros, y había un hombre que era el cuidador de la isla. Existe una foto muy conocida en la que este
señor mira los pájaros. Yo la relaciono con el sueño. Ahora no sé si he forzado
el reconocimiento o fue el sueño que me influyó a ver cierta realidad.
Magnolia, el travesti de Juchitán me pidió que lo retratara,
y me ayudó con su complicidad. Es un
retrato que se hizo muy famoso. Mi fotografía no registra tanto el movimiento
y no soy apta para captarlo en cualquier género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario