26 junio, 2011

HERNEST HEMINGWAY Y LA VIGÍA


“Con el fresco de la mañana, en esta isla se trabaja mejor y con más comodidad que en cualquier otro lugar en el mundo, pero esto es un secreto profesional".

Ernest Hemingway

La bella y simbólica casa de Ernest Hemingway en La Habana, llamada finca La Vigía, donde residiera por más de 20 años, es un lugar inolvidable para cualquier persona que lo visita. Está ubicada a unos quince kilómetros del centro de la capital cubana en el poblado de San Francisco de Paula. Fue la primera institución creada en el mundo para divulgar la vida y la obra del escritor. El inmenso espacio natural nos da la bienvenida a través de un camino que nos va llevando con sigilo al universo del Premio Nobel de Literatura en 1954. De repente se vislumbra una preciosa casa señorial de muros ocres y al asomarse a la entrada se siente una sacudida imborrable al percibir que lo sensitivo existe dentro y que es ahí donde está la esencia del escritor. El inmenso salón lleno de recuerdos pictóricos de sus grandes amigos; un mundo de objetos, muebles elegantes y placenteros que nos hace imaginar el disfrute tan intenso vivido, los momentos que debió pasar.

Allí todo se mantienen intacto, tal y como él lo dejo. Su pasión por España y la caza, perfectamente relacionadas con el espacio, y todas las habitaciones con estanterías llenas de libros, una hilera infinita de más de 9 000 obras distribuidas por toda la casa. Una extraordinaria mesa de madera oscura encarna su pasión por la literatura. La gran cocina llena de luz y color, el baño, en el que el autor leía mientras se bañaba y hacía sus menesteres higiénicos. Pero es en la tercera y última planta de una torre cercana, construida para él, donde tiene un escritorio con vistas a toda la ciudad y a ese mar tan navegado. Colgadas en sus paredes, fotos relacionadas con su vida personal y social de la época como esa en la que está junto al actor Spencer Tracy, uno de los protagonistas de una de sus grandes obras “El viejo y el mar” por la que le concedieron el galardón internacional de tanto prestigio en el ámbito literario.

Todo está rodeado por un sugestivo jardín todavía cuidado de exuberante vegetación de la flora y la fauna tropical que imprimen al lugar un ambiente muy agradable. No quiero olvidarme de esa piscina palaciega con las tumbas de sus perros al lado, los árboles ancestrales de raíces vistas y aunque instalado después, su barco perfectamente conservado llamado "Pilar", con el que pescaba el merlín blanco y que tanta satisfacción y creatividad le dio a lo largo de su vida personal y profesional.

La Vigía es el tabernáculo de un hombre que hizo su hogar en Cuba, a la que mostró en sus mejores novelas y reportajes. Ernest Hemingway representó el modelo de novelista moderno, que descansa sobre su leyenda personal, en la que obra y vida se confunden.

Eva Santamaría

Entrada a la Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Comedor. Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Torre de la Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía © Carmen Rivero

Interior de la torre. Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Vistas de La Habana desde de la torre. Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Piscina de la Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero

Delante la tumba de los perros Blak, Negrita, Linda y Nerón. Al fondo el yate "Pilar". Finca La Vigía. Casa-Museo de Ernest Hemingway. Fotografía: © Carmen Rivero


1 comentario:

  1. Di con este blog buscando información sobre la casa de Ernest Hemingway en Cuba.Me gustó mucho el estilo:combinación de narración con arte fotográfico, porque después de leer lo de Hemigway seguí leyendo y mirando fotografías. Muchas gracias

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