21 octubre, 2010

UN HOMBRE EN SU CARRO DE CABALLOS PASA POR MI MENTE


La llanura podría ser un símbolo
de esta enorme soledad que tengo,
que él tiene.
Todos los días recorre el mismo camino,
sólo posee el horizonte
que se abre ante sus ojos;
y el silencio de la noche callendo,
como un telón de fondo.
Recita el monólogo de su soledad,
a los caballos, a la hierba,
al eterno crepúsculo.
Regresa a la casa,
a la estrechez de un cuarto.
El instante en que el hombre en su carro de caballos pasó,
quedó reflejado,
y ahí estará, hasta el fin de los tiempos,
atravesando siempre la misma llanura,
preso en mi lente.

Liudmila Quincoses




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