Don Juan decía que algunos hombres de conocimiento,
después
de una vida de lucha impecable, deciden permanecer,
mientras
que otros se disuelven como soplos hacia el infinito.
Carlos Castaneda
El
tiempo, tal y como lo vivimos y lo creamos, encarna nuestra progresiva
desaparición; estamos al mismo tiempo vivos y enfrentados con la muerte: ese es
el misterio de todos los seres vivos. La conciencia de este inevitable
desaparición ensancha nuestras experiencias sin disminuir nuestra alegría.
Roman Opalka
Roman Opalka fue un pintor
polaco nacido en Francia. Su obra -siempre bajo el título Opalka 1965/1 a
infinito- apenas registró cambios Su trabajo está realizado mediante un método
muy estudiado: sobre un lienzo invariable de 196 x 135 cm y los números,
dibujados en apenas dos trazos de idéntico grosor, siempre con un pincel número
cero pintado de negro, el artista empezaba a escribir los números
naturales en blanco, en orden, desde el extremo superior izquierdo hasta la
esquina inferior derecha. En 1968 pasó del fondo negro al gris, y en 1972, al
alcanzar la cifra de 1000000, empezó a aclararlo progresivamente, introduciendo
cada año un 1% más de blanco. En 2008, finalmente, se encontró pintando cifras
blancas sobre fondo blanco que denominaba blanc merité, o blanco
merecido.
Al final de cada sesión se fotografiaba siempre en la
misma posición y con la misma iluminación con lo que se ha registrado su
envejecimiento a lo largo de 46 años vividos entre Polonia, Alemania, Estados
Unidos y Francia, donde se asentó en 1977.
Al acabar de pintar cada
número, el autor lo repetía en voz alta en su lengua materna -el polaco-
grabándose en una cinta magnetofónica, así empezó a grabarse pronunciando
los números que iba pintando, unos 400 cada día y entre 20.000 y 30.000 por
lienzo. Además, tras finalizar cada lienzo, se realizaba una fotografía delante
del cuadro, siempre en las mismas condiciones técnicas y de iluminación para
poder comparar la sucesión creciente de números -y el cambio de tonalidad del
fondo, en su caso- y el envejecimiento del artista.
Roman Opalka pintó un total de 233 cuadros en los que
cada número, como cada segundo y cada minuto de nuestras vidas, precedía y era
sucedido por una interminable procesión de líneas cuidadosamente ordenadas. Murió el día 6 de Agosto de 2011
mientras estaba de vacaciones en Roma, a punto de cumplir 80 años.
Le decía Don Juan a Carlos Castaneda en Viaje a
Ixtlan que hay números infinitos de líneas que nos juntan a las cosas.
Que el ejercicio de no-hacer ayuda a cualquiera a sentir una línea
brotada de la mano en movimiento, una línea que uno podía colocar o arrojar
donde quisiera. Opalka me hace sentir que sólo si nos montamos en el momento y
lo usamos para llevar la totalidad de nosotros mismo hasta el infinito, en
cualquier dirección, una se convierte en una ráfaga de luz y ya nunca vuelve a
recuperar su forma. Ese es el reto mayor, la unión de nuestra conciencia con el
infinito. Él bombardeó su obra con una profusión de números y dejó que
nuestras mentes se aturdieran con la cantidad y la variedad de movimientos, y
con la implicación de que cada uno de ellos, individualmente, era un sendero
que conducía al infinito. Opalka era un viajero cósmico y su misión fue fluir
con la energía del infinito.
Roman Opalka
Roman Opalka
Roman Opalka
Roman Opalka
Roman Opalka
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