
En 1963 tomó sus primeras fotografías, inspirada en un
encuentro casual con los peregrinos que viajan a la ciudad medieval
de Levoča, en el este de Eslovaquia, esa fue toda la iluminación que necesitó para dedicar
toda su vida a la fotografía. En The
Pilgrims plasmó lo que quedaba de la cultura cristiana y rural de
Eslovaquia. Durante ese tiempo se concentró casi
exclusivamente en fotografiar peregrinaciones
religiosas. Cumplió su propósito pues obtuvo fotografías incomparables. Vemos a
los retratados en toda su intimidad, como dice John Beger “están en otra parte con sus vecinos; los muertos, los no nacidos, los
ausentes”.
Se mudó a Inglaterra en 1975, donde quedo fascinada por el London's Brick Lane y por los mercados
de Spitalfield y sus comunidades de
inmigrantes. El nacimiento de su hijo hizo que el tema principal de su fotografía
fueran los niños y la niñez. Sus caminatas por Londres también dieron resultado
a una bella y conmovedora serie sobre músicos callejeros.
Markéta Luskacová enfrentó el desafío inaudito para el que había sido
convocada. Los retratados confiaron en ella.
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