Desde el mutismo perfecto de una fotografía
El tiempo nos observa con lealtad y firmeza,
con templanza nos susurra su legado
Y en nuestras manos deja el misterio de la creación:
La libertad…
También el otoño magnifica las ausencias,
El viento gira a poniente
Y hace vibrar cientos de hojas bajo nuestros pies,
sopla sobre las aceras,
corona los tejados de la ciudad,
nítido, degradado en ciento y un color
el tiempo comienza a menguar sobre si mismo.
No hay tregua ni redención posible,
Huele a recuerdo,
a tropel de niños sobre las aceras,
y aprieta una vez más el frío,
Solo es posible avanzar…
la emoción
carece
de tiempo.
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