El pasado 10 de noviembre entró en vigor en Granada la denominada Ordenanza de la Convivencia, una normativa aprobada con el consenso de todos los grupos políticos municipales, con el objetivo de “limpiar” la ciudad de actividades ilegales en la vía pública, ésta pretende regular el uso del espacio público. La Ordenanza prohíbe entre otras cuestiones tender la ropa, colgar pancartas en las fachadas de las casas, comer o beber en la calle, jugar a la pelota, patinar, escupir, etc. Además criminaliza la mendicidad, la prostitución, la venta ambulante, la música de calle, los mimos, todo tipo de actos públicos no comunicados, etc. Todo ello, dada la ambigüedad de la ordenanza, deja en manos de los agentes de la autoridad distinguir lo que supone delito y lo que no.
La Ordenanza tiene voces en contra y decenas de ellas se hicieron oír en la plaza del Carmen (plaza del Ayuntamiento). Allí se concentraron colectivos y personas cuya actividad se ve afectada por esta Ordenanza. Todos pedían la retirada de la norma para evitar la muerte del arte callejero con música, velas y pancartas que lloraban por evitar una ciudad gris.
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