La libertad es una cosa muy extraña.
Una vez que la experimentas se
queda
en tu corazón y nadie te la puede arrebatar.
Luego, como
individuo, puedes ser más poderoso que un país.
Ai Weiwei
El artista chino Ai Weiwei, nacido en 1957, creció en la provincia de Xinjiang, una parte remota de China cerca de la frontera con Rusia, donde el padre se vio forzado a destruir sus libros y olvidar la refinada educación parisina, codenado a limpiar letrinas por tratarse de un intelectual antirrevolucionario.
Ai Weiwei ha ocupado las páginas de muchos periódicos en los últimos años. Tras su secuestro y posterior liberación en 2011 comenzó a denunciar los casos de torturas en cárceles de su país. Activista social y, por supuesto, artista.
Tuve la suerte de ver en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla su obra en la que es su primera exposición de forma individual en un museo español.
China es
su principal eje de producción artística. La sociedad de masas, el consumo
llevado a los límites, la producción desmesurada, la sociedad contemporánea son
sus protagonistas. Instalaciones como World Map o Sunsflower sedes
pueden verse en el centro andaluz hasta el 30 de junio. La muestra acoge
instalaciones, cerámicas, videos y fotografías, obras que ocupan la zona
monumental, del Pabellón Real y la Capilla del antiguo monasterio de la
Cartuja.
Su trabajo parte de la tradición formal y lingüística del arte minimal y conceptual, aunque acabe consciente pervirtiendo sus resultados.
Ai Weiwei es uno de los intelectuales chinos que sirven como referente al resto de personas opositoras al régimen. Tras su traslado a Estados Unidos y su aprendizaje que ahora se refleja en una obra madura y comprometida. El propio artista considera su actividad en internet como su labor más destacada, la cual le costó haber pasado tres meses detenido, incomunicado y en paradero desconocido.
Su trabajo parte de la tradición formal y lingüística del arte minimal y conceptual, aunque acabe consciente pervirtiendo sus resultados.
Ai Weiwei es uno de los intelectuales chinos que sirven como referente al resto de personas opositoras al régimen. Tras su traslado a Estados Unidos y su aprendizaje que ahora se refleja en una obra madura y comprometida. El propio artista considera su actividad en internet como su labor más destacada, la cual le costó haber pasado tres meses detenido, incomunicado y en paradero desconocido.
Sunflower Seeds
En 2010 Ai Weiwei cubrió toda la superficie de la Sala de
las Turbinas de la Tate Modern de Londres con cien millones de pipas de
porcelana hechas y pintadas a mano por 1.600 artesanos de la región de
Jungdezhen. Cada una de estas pipas es una pieza única en cuya elaboración se trabajó durante dos años y medio. Ai
Weiwei hace hincapié de esta manera en el contraste entre las técnicas de
producción ancestrales y laboriosas y la producción en masa de la modernidad.
Descending
Light
Ai Weiwei ha trabajado a menudo con porcelana, una de las
técnicas más apreciadas en su país. Para conseguir este acabado de gran
calidad, se inspira en pequeños objetos como copas y cuencos de los antiguos
emperadores.
Colored Vases, 2008.
Ai Weiwei es un gran aficionado a las antigüedades. Le interesa conocer la
historia de su país y promover la cultura local. Esta obra consiste en 16
vasijas de arcilla teñidas con pintura industrial de colores chillones. Según
los datos técnicos de la pieza, las jarras son
del Neolítico pero existe una gran especulación sobre si son originales
o por el contrario son imitaciones, algo que el propio Ai Weiwei se ha encargado
de alimentar. Mediante este gesto y esta ambigüedad Ai Weiwei abre el debate
sobre la autenticidad de las obras de arte y especula sobre la originalidad de
las mismas y su precio en el mercado. Habla también de cómo la modernidad y el
progreso económico a menudo suponen la destrucción de lo existente, particularmente
en el contexto socio-cultural chino.
Dropping a Han Dynasty Urn, 1995
Acción de 1995 dejando caer un jarrón de la dinastía Han, para denunciar
el modo en el cual todos los países -y el suyo en particular- usan el
patrimonio con fines turísticos a pesar de la devastación sistemática
del mismo.
Ghost Gu Coming Down the Mountain
En la canción Idiota, que hace parte de su álbum La
Divina Comedia, Ai Weiwei recrea sus 81 días en prisión y escenas
sofocadas por la vigilancia permanente de los guardias chinos. El artista se
ríe de quienes lo vigilan y hasta los insulta. El satírico vídeo musical de heavy metal, culmina con la fuga del
cantante acompañado de dos prostitutas luego de engañar a sus captores.
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